Mi mujer dice que me estoy poniendo la venda antes de la herida y no le falta razón, pero con estas cosas prefiero estar preparado, además de que es un tema que me interesa personalmente. Se da la circunstancia de que tenemos que operar al niño. No se trata de algo muy grave pero sí es relevante, además de que toda operación a un niño pequeño tiene su complicación, sobre todo a nivel emocional para los padres.
A esto hay que añadir que cuando yo era pequeño me tuvieron que operar de apendicitis. Yo no lo recuerdo muy bien, pero mis padres sí. Aquella operación de urgencia, pero aparentemente sencilla, estuvo a punto de acabar muy mal, al parecer, y siempre según mis padres, por la negligencia del médico. Poco después mis padres valoraron poner una demanda negligencia medica en vigo. Consultaron con abogados y lo tenían más o menos todo listo, pero yo evolucioné bien, me hicieron nuevas pruebas, y todo resulto correcto. Así que, a última hora, paralizaron el tema ya que consideraron que sería un trago duro y no sabían hasta qué punto merecería la pena.
Lo cierto es que yo me recuperé de aquello y nunca tuve secuelas, al menos hasta ahora. Pero con el paso de los años me informé un poco más sobre lo que había pasado, intentando analizar la información desde el punto de vista más objetivo posible. No pretendía censurar a mis padres, sino entender que ellos, obviamente, estaban de mi parte. Pero la realidad de lo que pude obtener es que son muchas las negligencias médicas que se quedan sin investigar.
Un amigo mío que trabaja en este ámbito y conoce bien la demanda negligencia médica en Vigo me dijo que es un asunto muy delicado porque entran en juego elementos legales complejos que siempre deben valorar los profesionales. Porque una cosa es que una actuación médica sea equivocada y otra que sea negligente. Es decir, un médico, como cualquier otro profesional, se puede equivocar, pero no debe ser negligente, es decir, actuar sin seguir el procedimiento médico correcto, incluso a sabiendas de que no lo está siguiendo.