Tener un balcón abierto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre estos últimos está que al estar más expuestos, hay que pintarlos y adecentarlos con más frecuencia. Pero esto también permite realizar pequeñas reformas y cambios que nos transforman el espacio y lo hacen mucho más acogedor. Te vamos a hacer una propuesta para cambiar la imagen de un pequeño balcón abierto expuesto, de manera que se aguante mucho más tiempo bonito.
Uno de los problemas de estos balcones es que si la zona en la que están es muy húmeda, la pintura se vuelve negra o incluso coge verdín. Esto pasa especialmente en la pared frontal, la que da a la fachada y que suele ser la más pequeña, ya que es por donde nos asomamos al exterior. En este caso, se aconseja que esta pared se alicate en lugar de pintarse. Un trabajo profesional sería darle una pequeña capa de aislante y a continuación alicatar con un azulejo bonito y decorativo adecuado para el exterior y fácil de limpiar.
Las paredes más protegidas pueden pintarse con una pintura que pueda lavarse fácilmente. Solo hay que acudir a una tienda online pinturas de exterior y escoger un producto de calidad que se adapte al clima de la zona y que tenga el tono que estamos buscando. Hay que pintar cuando las paredes están muy secas, para que no rezume agua y la pintura salte antes de secar del todo. Una vez que hemos pintado y que todo está correcto, si hemos elegido una pintura buena, podremos limpiarla fácilmente en caso de que asomen manchas por estar a la intemperie.
El suelo del balcón puede cubrirse con césped artificial. Si el agua entra en la terraza, algo normal cuando el balcón es abierto, lo recomendable es asegurarse de que el césped va a drenar bien y que el suelo tiene la inclinación correcta. El césped de calidad tiene un entramado que permite drenar muy bien el agua y es muy agradecido. Con solo pasarle una escoba o una fregona se verá como nuevo.
Si el balcón es de pequeño tamaño pero aun así te gustaría poder disfrutar de un café en él, puedes colocar una mesa abatible. Este tipo de mesas van atornilladas a la pared y cuando no se usan quedan recogidas contra la misma. Permiten así poder disfrutar de un espacio para tomar algo pero despejar todo cuando sea necesario.