Mi vida trabajando al timón del ferry Sanxenxo–Isla de Ons

Cada mañana, antes de que el sol asome por completo en el horizonte, me preparo para una jornada que, aunque repetida en apariencia, nunca es igual. Trabajo como patrón en el ferry Sanxenxo isla de ons, y cada travesía es una experiencia distinta marcada por el mar, el viento y la gente que viaja con nosotros.

Desde el muelle de Sanxenxo, observo cómo los primeros pasajeros se acercan cargados de mochilas, sombreros y la ilusión de pasar un día en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas. Muchos vienen buscando la calma que solo Ons ofrece: senderos rodeados de naturaleza, playas salvajes y la sensación de desconexión que no se encuentra en la península. Para mí, acompañarlos en ese trayecto es un privilegio y una responsabilidad.

Conducir el ferry no es simplemente girar el timón o vigilar los motores; es leer el mar. Cada ola trae consigo un aviso, cada corriente me obliga a calcular y a anticiparme. Hay días de calma en los que navegar es un placer, con el agua lisa como un espejo. Y hay otros en los que el Atlántico recuerda su fuerza, y entonces la concentración y la experiencia se vuelven imprescindibles para garantizar la seguridad de todos.

Mientras avanzamos, suelo fijarme en las miradas de los pasajeros. Algunos se quedan embelesados con las Cíes a lo lejos, otros sacan fotos sin descanso, y siempre hay quien se emociona al ver delfines nadando cerca de la proa. Esos momentos me recuerdan que mi trabajo no solo consiste en llevar gente de un punto a otro, sino en formar parte de un recuerdo que muchos conservarán toda su vida.

Al llegar a Ons, el muelle nos recibe con su bullicio particular. Descargamos pasajeros, equipajes y, a veces, provisiones para los vecinos de la isla. Luego llega un breve descanso antes de la siguiente salida. En esas pausas, respiro profundo y siento la suerte de estar en un entorno que otros solo conocen en vacaciones.

Trabajar en el ferry Sanxenxo–Isla de Ons es convivir con el mar y sus caprichos, aprender de él cada día y, sobre todo, compartir con cientos de personas el viaje hacia un rincón mágico de Galicia. No es solo un empleo: es una forma de vida, un compromiso con el mar y con la tierra que me vio crecer.