La caspa es algo muy desagradable para quien la padece, porque a menudo se asocia a la falta de higiene cuando no tiene ninguna relación. La caspa puede producirse por varios motivos, a veces ni siquiera es caspa propiamente dicha aunque nos lo parezca.
Uno de los motivos puede ser sequedad en la piel del cuero cabelludo. Al igual que cuando tenemos seca la piel de los brazos o de las piernas al rascarnos esta se desprende formando un polvillo, lo mimo puede suceder en la cabeza. Y al cepillar el cabello se va a desprender siempre parte de la capa de piel muerta y seca.
El uso de tintes y otros productos para el cabello, agresivos con el cuero cabelludo, pueden causar la sensibilidad de este y que se desprenda la piel. Estos eccemas pueden confundirse con caspa.
Otra de las causas de la caspa, la más frecuente y la que de verdad se considera como tal, es por un exceso de grasa que se desprende por los poros del cabello y acaba acumulándose en la piel formando las costras. Cuando la grasa es ya un problema muy serio, estas costras pueden tomar un tono amarillento.
Acudir a un dermatólogo pelo es el primer paso para saber exactamente el origen de la caspa y cómo combatirla. Muchas personas que tienen un ligero problema de sequedad, usan champús específicos para cabellos con caspa, pero estos suelen ser más adecuados para cabellos grasos, por lo que al final, a medio plazo, el problema es mayor. El especialista nos dirá por qué sufrimos de caspa y cuál es el mejor método para tratarla.
Existen diferentes métodos en función de la gravedad del problema. Para casos leves, un champú adecuado a nuestro tipo de piel y cabello puede ser suficiente para que todo se solucione. O el cambiar el tinte habitual por otro menos agresivo para nuestro tipo de piel. Pero en casos más severos habrá que tratar de una forma más exhaustiva, mediante lociones y tratamientos que a veces incluyen pastillas.
La caspa puede solucionarse, al menos mantenerse a raya en los peores casos, pero para hacerlo el acudir a un profesional es fundamental. Por supuesto, nunca se deben de seguir recetas caseras o usar jabones para fregar los platos o la ropa, ya que podemos acabar con un problema mayor del original, especialmente si tenemos la piel sensible.